Clasificación de las proteínas según su función:
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De acción enzimática: Las enzimas son proteínas que catalizan las reacciones químicas en los seres
vivos, acelerándolas generalmente.
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Estructurales: Forman parte de la piel, los huesos, el cabello y los tejidos conectivos, brindándoles
soporte; ejemplos de este tipo son el colágeno y la queratina.
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Contráctiles: Afectan el movimiento de los seres vivos. Los músculos están formado por proteínas
contráctiles como la miosina, la actina y la tubulina.
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De acción hormonal: Son proteínas de comunicación química que permiten que en los organismos las
células, los órganos o los sistemas funcionen de manera precisa, por ejemplo la insulina, que regula la oxidación de glucosa
e los tejidos y también el nivel de ese azúcar en la sangre.
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De transporte: Llevan sustancias de un lugar a otro, por ejemplo la hemoglobina, que transporta
oxígeno y bióxido de carbono.
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Inmunoglobulinas: Son proteínas de defensa que utiliza el cuerpo para eliminar o neutralizar sustancias
extrañas.
Alimentos que contienen proporciones variables de proteína
La carne, pescado, leche, huevos, y las semillas vegetales (legumbres y cereales).
En el proceso de la digestión, las proteínas se descomponen dando como resultado los aminoácidos,
los cuales son absorbidos en las paredes intestinales y distribuidos a través de la sangre a los diferentes órganos, tejidos
y células, donde son utilizados para construir las proteínas humanas.
Nuestro organismo puede sintetizar algunos aminoácidos a partir de otras sustancias; sin embargo,
hay otros que no se pueden obtener de esa manera por lo que sólo se incorporan a partir de los alimentos; son los llamados
aminoácidos esenciales.
El valor biológico de las proteínas está en relación con su contenido de aminoácidos esenciales.
La alimentación de las personas debe combinar productos de origen a animal y vegetal; por lo
menos un gramo de proteínas por kilogramo de peso debe ingerirse cada día, y de esa cantidad un 40 por ciento debe ser de
origen animal.